Venían de Oriente. Eran tres potentados 'magos de los negocios' establecidos en los barrios más occidentalizados de Pekín, Hong Kong y Kuala Lumpur. Buscaban al niño que, según sus asesores astrales y del Zodiaco -chino, por supuesto- cambiaría el mundo. Les aconsejaron seguir las estelas más blancas dejadas por reactores en el cielo o por barcos en el mar.
Le llevaban regalos: un iPod, un móvil de última generación y una Visa Oro. Querían ser los primeros en honrar al nuevo mesías y ganar así su consideración para el futuro.
Cruzaron el Pacífico, camino de EEUU, el país más poderoso del planeta. ¿Dónde si no podría nacer un niño tan significado? Fue una falsa pista. Tampoco lo encontraron en los arrabales de México Federal, ni en las favelas de Río. A lomos de aerolíneas de bajo precio y aviones fletados por ONGs cruzaron el Atlántico y recorrieron el sur y centro de África, sin encontrar más que guerra, hambre y horror. Sin embargo, algo les decía que estaban cerca del que buscaban.
Cuando, vencidos por el desanimo, se disponían a abandonar su absurdo viaje, las líneas del cielo y el mar empezaron a converger en el horizonte, hacia el norte. Persiguieron la delgada estela de una pequeña embarcación de madera atestada de gente. La alcanzaron de madrugada, en una playa de las Canarias. Allí, mientras decenas de desarrapados inmigrantes se dispersaban hacia el interior, una jovencísima senegalesa daba a luz sola, en la arena, entre sombrillas y hamacas apiladas. Intentaron asistirla, olvidándo sus presentes. Lo primero, atender al recién nacido. En realidad no sabían muy bien qué hacer. En esas estaban, cuando aparecieron Cruz Roja y Guardia Civil. Al niño y a su madre los llevaron a un centro de acogida. A ellos, les taparon con una manta y los deportaron por ilegales, no sin intervenirles antes el iPod, el móvil y la Visa Oro.
http://blogs.hoy.es/roque
Le llevaban regalos: un iPod, un móvil de última generación y una Visa Oro. Querían ser los primeros en honrar al nuevo mesías y ganar así su consideración para el futuro.
Cruzaron el Pacífico, camino de EEUU, el país más poderoso del planeta. ¿Dónde si no podría nacer un niño tan significado? Fue una falsa pista. Tampoco lo encontraron en los arrabales de México Federal, ni en las favelas de Río. A lomos de aerolíneas de bajo precio y aviones fletados por ONGs cruzaron el Atlántico y recorrieron el sur y centro de África, sin encontrar más que guerra, hambre y horror. Sin embargo, algo les decía que estaban cerca del que buscaban.
Cuando, vencidos por el desanimo, se disponían a abandonar su absurdo viaje, las líneas del cielo y el mar empezaron a converger en el horizonte, hacia el norte. Persiguieron la delgada estela de una pequeña embarcación de madera atestada de gente. La alcanzaron de madrugada, en una playa de las Canarias. Allí, mientras decenas de desarrapados inmigrantes se dispersaban hacia el interior, una jovencísima senegalesa daba a luz sola, en la arena, entre sombrillas y hamacas apiladas. Intentaron asistirla, olvidándo sus presentes. Lo primero, atender al recién nacido. En realidad no sabían muy bien qué hacer. En esas estaban, cuando aparecieron Cruz Roja y Guardia Civil. Al niño y a su madre los llevaron a un centro de acogida. A ellos, les taparon con una manta y los deportaron por ilegales, no sin intervenirles antes el iPod, el móvil y la Visa Oro.
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2 comentarios:
Tristemente posible...:(
Un besazo!
Que post Raquel. Como te dice nebulina... puede pasar, puede pasar.
besos
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