Editorial: Juventud
Schmidt, psicólogo y publicista, es una de esas pocas personas que puede presumir de haber cumplido sus sueños y vivir exactamente como a él le gusta. En 1968 compró su primer barco, el Barcarola, en Calpe (España) y desde entonces su afición fue a más hasta hacerse con el Nicole, un Belliure 40, (para los no entendidos, un velero) y se hizo a la mar.
Diez meses al año recorre los mares, sin prisa, y luego recala en Altea para visitar a la familia y ver a los amigos. Durante esos meses que pasa navegando, recorre, junto a Elena, el mundo de un lado a otro visitando y conociendo lugares de todo tipo.
Esto le permite narrar en primera persona todas esas aventuras de una forma amena y divertida, como si fuese uno mismo quien viaja a bordo de ese velero.
Diez meses al año recorre los mares, sin prisa, y luego recala en Altea para visitar a la familia y ver a los amigos. Durante esos meses que pasa navegando, recorre, junto a Elena, el mundo de un lado a otro visitando y conociendo lugares de todo tipo.
Esto le permite narrar en primera persona todas esas aventuras de una forma amena y divertida, como si fuese uno mismo quien viaja a bordo de ese velero.
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